En el Kibutz Be’eri, Rami y Vered Gold se despertaron al sonido de disparos de cohetes. A las 7 a.m., los disparos resonaban en todo el kibutz. Rami, de 70 años, se unió al equipo de respuesta civil local. «Tomé un arma de un amigo caído, tomé algunos cargadores s y subí a un carrito eléctrico para recoger a otro amigo herido; ese amigo murió en mis brazos», relató Rami. Se enfrentaron a un grupo significativo de terroristas de Hamás, bien equipados.
Rami describió la brutalidad de los ataques de Hamás, comparando sus tácticas con las de ISIS, incluyendo el uso de ametralladoras pesadas y granadas. La mayoría de los residentes se refugiaron en bunkers debido a los cohetes. «Aquellos que salieron fueron disparados; a los que no, les quemaron la casa», dijo. Algunos terroristas usaron hachas y machetes en sus ataques.
Continuaron luchando durante 12 horas, defendiéndose desde un porche en el barrio de las Olivas. «Llegamos hasta la última bala. Eventualmente, llegaron dos ángeles, soldados de reserva, que nos proporcionaron munición». Vered, por su parte, compartió una historia desgarradora sobre cómo su hermana fue arrancada de su hogar y asesinada junto con otros residentes.
Algo debe cambiar en Gaza: «Tienen que entender que deben encontrar una forma de vivir con nosotros o no podrán estar aquí. Es nosotros o ellos».