El Gobierno de Israel, bajo la dirección del Primer Ministro Netanyahu, aprobó recientemente un acuerdo con Hamás, en el que se espera la liberación de cientos de terroristas a cambio de decenas de rehenes israelíes retenidos en la Franja de Gaza. A pesar de la aprobación rápida por parte de Israel, el acuerdo ha enfrentado retrasos inesperados.
Según reportes, Hamás no ha firmado el acuerdo y no ha entregado la lista completa de rehenes que se suponía serían liberados hoy. Esta demora ha provocado una reacción enérgica por parte de Israel, incluyendo ataques intensos en Gaza, aunque oficialmente no relacionados directamente con el acuerdo.
El jefe del Mossad, Dedi Barnea, quien se encuentra en Qatar para facilitar el acuerdo, aún espera la lista oficial de rehenes. Mientras tanto, Israel ya ha preparado una lista de terroristas a liberar, aunque no se ha hecho pública hasta recibir la lista de rehenes.
La implicación de Estados Unidos en el acuerdo es significativa. La iniciativa nació principalmente a través de esfuerzos estadounidenses y cataríes, con una intensa participación egipcia. El presidente de EE. UU., Joe Biden, ha puesto su prestigio en juego al declarar públicamente que el acuerdo está muy cerca, lo que aumenta la presión en Washington tras la actitud reticente de Hamás.
Este acuerdo representa un momento crítico en las relaciones entre Israel y Hamás, poniendo a prueba la diplomacia y la paciencia en una región marcada por la tensión y la incertidumbre.