En los últimos acontecimientos, Irán ha intensificado sus acciones ofensivas en el Mar Rojo a través de sus aliados, los hutíes en Yemen. El pasado día después de Navidad, las fuerzas estadounidenses tuvieron que responder al lanzamiento de 12 drones suicidas, tres misiles antibuque y dos misiles de crucero de ataque terrestre por parte de este grupo respaldado por Irán. Sorprendentemente, a pesar de sus peligrosas acciones y su lema oficial que incluye «Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel», los hutíes fueron retirados de la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras de EE. UU. poco después de la asunción del presidente Biden.
El impacto de estas agresiones ya se siente en la economía global, con BP anunciando una pausa temporal en el envío de petróleo y gas natural a través del Mar Rojo debido a los ataques hutíes. Este escenario podría escalar si no se toman medidas contundentes.
La pérdida de control por parte de la Armada de EE. UU. en estas aguas no solo podría aumentar los costos de envío, sino que también podría llevar a que las compañías navieras eviten atracar en puertos clave del Medio Oriente, como Israel y Egipto, con consecuencias graves para la seguridad y la estabilidad internacional.
Es crucial que se tome una respuesta firme para disuadir futuros ataques. En lugar de limitarse a contraataques de bajo impacto, se propone reinstaurar a los hutíes en la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras y dirigir operaciones militares para neutralizar sus activos clave.
La comunidad internacional debe estar alerta ante estos desafíos en el Mar Rojo y abogar por medidas que garanticen la seguridad de las rutas de envío y protejan la estabilidad regional. La respuesta a esta escalada podría determinar el curso de los acontecimientos en esta región estratégica.