En una exploración reciente sobre la presencia y percepción judía en los campus universitarios de Estados Unidos, emerge una realidad multifacética. La mayoría de los estudiantes, alrededor del 80%, muestra poco interés en los asuntos del Medio Oriente, dejando un grupo focal más pequeño pero significativo. Aproximadamente un 10% apoya a Israel, mientras que otro 10% está del lado palestino. Esta división resalta la importancia de una estrategia enfocada en estos grupos.
La clave para fortalecer la identidad y solidaridad judía en estas instituciones es doble. Primero, es crucial promover un sentido de unidad entre los judíos en América, abrazando la diversidad dentro de la propia comunidad, incluyendo a los reformistas y conservadores. La afirmación «Somos hermanos» se extiende a todos, incluso en medio de las diferencias. Segundo, se debe establecer una conexión continua y significativa con los estudiantes judíos en los campus, fomentando el orgullo nacional y judío.
En universidades como Urbana-Champaign en Illinois, donde existe un significativo y activo grupo estudiantil judío con una base ortodoxa, se ha observado un menor activismo palestino. Esto se atribuye a la promoción de valores sionistas y judíos que no solo se dirigen a los judíos jóvenes, sino también a cualquier interesado. Se destaca la importancia de usar hechos históricos y arqueológicos para contrarrestar los narrativos postcoloniales prevalentes en los campus que desestabilizan la identidad judía.
Además, es necesario desmantelar alianzas inusuales y absurdas entre grupos palestinos y otros grupos oprimidos, climáticos y LGBTQ+. Aunque este desafío no es fácil, dada la predominancia de una sola perspectiva durante muchos años, es hora de cambiar la dinámica y jugar con fuerza. El papel de las fuerzas judías en este entorno es defenderse y aprovechar este momento crucial de revelación, donde las máscaras caen y la verdad se hace evidente.